
Un hombre viaja a África para realizar el sueño de toda su vida, realizar un safari fotográfico.
Como no tenía con quien dejar a su perrito, decide llevarlo al safari con él.
Una vez instalado en el campamento, suelta al perrito para que éste pueda pasear con más libertad.
El perrito, que lo más extenso que conocía era la placita al que lo llevaban a pasear dos veces por día, al encontrarse rodeado de tanta naturaleza, comienza a correr y a olfatear todo ese nuevo mundo que acababa de descubrir.
Estando entretenido el perrito en esos quehaceres, no se percata de que se había alejado mucho del campamento hasta que se encontró perdido en la mitad de la selva.
Mientras que olfateaba por aquí y por allá para ver si lograba descubrir el camino de regreso, se da cuenta que se aproxima un enorme león con muy malas intenciones.
Rápidamente el perrito de ciudad se pone a pensar qué puede hacer para salvar su vida. En eso estaba, cuando descubre muy cerca de él unos huesos. Ahí se le ocurre una idea y, hablando de forma tal que el león lo escuchara, dice:
- ¡Qué rico estuvo éste león! ¡Lastima que se terminó!
El león, que en su vida había visto a un perrito, al escuchar eso sale corriendo a todo lo que pueden sus patas.
Arriba de un árbol, había un mono que, al presenciar la escena, decide ganarse la amistad del "Rey de la Selva". Por eso se baja del árbol, alcanza al león, y le cuenta lo ocurrido.
Al enterarse de cómo lo había engañado el perrito, el león le dice al mono que se suba a su lomo para que presencie cómo se lo iba a comer al que lo engañó y, luego, le diga al resto de los animales lo que le va a pasar al que ose engañarlo.
El perrito, que aún estaba sin saber cómo volver al campamento, ve que se le acerca a toda velocidad el león con un mono sobre su lomo.
En una fracción de segundo se percata de lo que podía haber pasado y, aunque había perdido el camino, no había perdido la inteligencia, le da la espalda al león y, como si no lo hubiera visto venir, dice en voz alta:
- ¡Pero si será torpe este mono! ¡Hace media hora que le pedí que me trajera otro león!

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